PRESENTACIÓN

“Aunque no resultó como lo esperábamos, nuestras esperanzas no han cambiado. Las esperanzas como las utopías son necesarias. Las esperanzas fracasarán muchas veces, ahogadas por el enemigo, pero renacerán siempre. Y habrá muchas más esperanzas que hoy y se extenderán por los continentes. Las ganas de contradicción y resistencia serán las mismas, al igual que en el pasado, las esperanzas serán inmutables… y cuando éramos jóvenes… alimentaron… una ardiente esperanza de preguntar. Aunque no resultó como lo esperábamos, eso no cambiará nuestras esperanzas” Jean-Luc Godard

 

En su última película, el legendario cineasta franco-suizo nos invita a reencontrarnos con la esperanza en un mundo donde se hace cada vez más difícil pensar en ella. “Aunque no resultó como lo esperábamos, eso no cambiará nuestras esperanzas… una ardiente esperanza de preguntar” afirma Godard. ¿Pero qué significa esto? ¿Qué es lo que nos quiso decir el director más transgresor, vanguardista y revolucionario del cine en el último momento de su extensa carrera? 

 

La palabra esperanza contiene en sí misma el acto de esperar. Tener esperanza es estar a la espera de que algo ocurra, algo que se está fraguando y que viene en camino, un mundo porvenir. Ahora, no se trata solo de esperar algo, un cambio, una transformación, que probablemente añoramos, sino también de la forma en cómo esperamos -y actuamos en esa espera- para estar a la altura de aquello que se está gestando y que pronto tendrá lugar. Pero ¿qué podemos esperar en un mundo herido y que se desmorona ante nuestros ojos? Y al mismo tiempo, ¿qué podemos esperar del cine en un medio cada vez más estandarizado y dominado por las fuerzas del mercado?

 

En su último gesto cinematográfico, Godard vislumbra algo respecto de esto. Nos habla de la esperanza, pero no de cualquier esperanza, no habla en general sino de un tipo de esperanza muy concreta. Una ardiente esperanza como él la llama, que no es otra cosa que un posicionamiento político frente a la realidad que nos rodea, un modo de resistencia ante la violencia, una potencia movilizadora en contra de la dominación y una forma de libertad para pensar y construir otros mundos, uno más humano, igualitario, solidario y empático; pero también para pensar y construir otros cines. Otros cines que exploren la complejidad de la realidad y nos inviten a acercarnos a ella sin tapujos. Un cine que tome distancia de cualquier tipo de idealismo y caricatura. Un cine que mire de frente nuestras contradicciones, que evidencie las desigualdades que esconden con tanta eficacia las hegemonías, un cine que abra nuevos espacios y reconfigure territorios para nuestra percepción y en vez de responder con recetas prefabricadas ante las enormes problemáticas que nos rodean, nos interpele y nos invite a vivir experiencias singulares con las imágenes y sonidos, con las cuales se fortalezca el sentido de nuestra espera, para estar a la altura de los cambios que vienen. Sin duda que las transformaciones que esperamos con ansias en algún momento tendrán lugar, la cuestión entonces es cómo esperamos y contribuimos a ello, cómo allanamos el camino para que otras realidades y otros cines sean posibles. 

 

Las películas de Marguerite Duras, Rita Acevedo Gomes, Tiziana Panizza, Pablo Mazzolo, el propio Godard y todas las que integran las 14 secciones del programa que hemos preparado para esta edición nos proponen maneras muy particulares de aproximarnos a aquella ardiente esperanza. Mediante propuestas arriesgadas, críticas, innovadoras y radicales, estas obras reelaboran el lenguaje del cine y las formas en que comprendemos la realidad. Les invitamos entonces a vivir una experiencia singular en el visionado de cada una de ellas, para entrar en contacto con otros modos de espera y otras maneras de relacionarnos con lo real, y proyectar en conjunto nuevos mundos por venir.

 

¡SEAN TODOS/AS MUY BIENVENIDOS/AS!